Pues sí, por fin nos hemos puestos los esquís! Este sábado nos animamos y nos fuimos a Peña Nevera, cerca de Collarada, con un grupillo que de vez en cuando nos machaca. ¡Cómo nos costó a David y a mí! falta de costumbre, y es curioso porque nos costaban más las zonas llanas que las cuestas¿?
La zona espectacular, un sitio precioso, que se acentuaba por el silencio y tranquilidad que se respiraba. Conforme subíamos dejábamos la nieblina del valle y la postal merecía la pena.
A Peña Nevera se sube desde el refugio de la Espata hacia Collaradeta. Ésta la dejas a la izquierda para subir por una pala estrecha que te deja en un pequeño valle colgado, al que le sigue otra pala bastante empinada. Desde arriba de esta pala hacia la izquierda vas a la Peña del Fraile o a Collaradeta, y hacia la derecha a Peña Nevera.
En las zonas más empinadas la nieve todavía estaba un poco dura, así que tuvimos que ponernos las cuchillas en más de una ocasión, pero se subía bien.
A Peña Nevera se sube desde el refugio de la Espata hacia Collaradeta. Ésta la dejas a la izquierda para subir por una pala estrecha que te deja en un pequeño valle colgado, al que le sigue otra pala bastante empinada. Desde arriba de esta pala hacia la izquierda vas a la Peña del Fraile o a Collaradeta, y hacia la derecha a Peña Nevera.
En las zonas más empinadas la nieve todavía estaba un poco dura, así que tuvimos que ponernos las cuchillas en más de una ocasión, pero se subía bien.
Por fín llegamos arriba, un poquito de descanso, con un poco de picoteo y un té calentito! y a disfrutar de las vistas!
Ahora tocaba otra parte difícil, la bajada! la bajada sí, esa que casi todo el mundo disfruta pero que yo siempre pienso ¿seré capaz de bajar ésto con esquís? sobre todo la primera parte, que suele ser la más pendiente y la que más impresión da.
En fín, nos pusimos los esquis y empezamos a bajar, hasta llegar a la primera pala ¡uf, qué pendiente, qué estrecha! Dani se lanzó y como un maestro fue dando saltitos para girar, pero algunos la bajamos íntegramente derrapando, je, je. Luego pudimos practicar unos cuantos giros hasta llegar a la segunda pala ¡uf, otra vez! pero ésta ya daba menos impresión así que me armé de valor y pa'abajo! ¡esto es otra cosa! A partir de aquí sí que disfrutamos, aunque eso sí la nieve estaba muy cambiante y tuvimos que hacer filigranas para no caernos demasiado o quedarnos clavados en la nieve. Al final, entre todos, cayeron unos cuantos revolcones.
Ahora tocaba otra parte difícil, la bajada! la bajada sí, esa que casi todo el mundo disfruta pero que yo siempre pienso ¿seré capaz de bajar ésto con esquís? sobre todo la primera parte, que suele ser la más pendiente y la que más impresión da.
En fín, nos pusimos los esquis y empezamos a bajar, hasta llegar a la primera pala ¡uf, qué pendiente, qué estrecha! Dani se lanzó y como un maestro fue dando saltitos para girar, pero algunos la bajamos íntegramente derrapando, je, je. Luego pudimos practicar unos cuantos giros hasta llegar a la segunda pala ¡uf, otra vez! pero ésta ya daba menos impresión así que me armé de valor y pa'abajo! ¡esto es otra cosa! A partir de aquí sí que disfrutamos, aunque eso sí la nieve estaba muy cambiante y tuvimos que hacer filigranas para no caernos demasiado o quedarnos clavados en la nieve. Al final, entre todos, cayeron unos cuantos revolcones.
Como acabamos cansados, el domingo decidimos tomárnolos con tranquilidad, desayunar tostadas con tomate mientras leíamos el periódico, y después ir a escalar tranquilamente a alguna zona cercana. Sin embargo el día no amaneció muy soleado, más bien nada, y hacía un poco de fresquito para escalar en roca, vamos que nos entró la pereza! así que decidimos pasar un domingo de domingo y bien tranquilito, y decidimos dedicarnos a hacer pasta fresca!!! uhmmm qué rica! nos decantamos por probar a hacer raviolis rellenos de champiñones y el resultado...pa chuparse los dedos!!!!