El día prometía, pues vaya semanita que había estado haciendo por aquí arriba. Sin embargo el sábado amaneció nublado, aunque confiábamos en que despejase conforme avanzase el día.
Llegamos a Linza y aquí el cielo ya estaba despejado, quedándose las nubes más hacia el sur, aunque parecía que hacía algo de aire. Y por cierto, ¡cómo estaba de coches, hasta arriba! Sin embargo aunque había bastante gente (cosa normal en este valle) estábamos también bastante repartidos por los diferentes picos, por lo tanto tampoco era un agobio.
Nos preparamos y empezamos a subir ¡qué bonita está la montaña! llena de nieve.
Llegamos a Linza y aquí el cielo ya estaba despejado, quedándose las nubes más hacia el sur, aunque parecía que hacía algo de aire. Y por cierto, ¡cómo estaba de coches, hasta arriba! Sin embargo aunque había bastante gente (cosa normal en este valle) estábamos también bastante repartidos por los diferentes picos, por lo tanto tampoco era un agobio.
Nos preparamos y empezamos a subir ¡qué bonita está la montaña! llena de nieve.
Íbamos más o menos bien, bueno Pala y Neme cogieron carrerilla e iban a toda leche y era imposible seguirles, así que David yo a nuestro ritmo. Como iba diciendo íbamos más o menos bien cuando llegamos a un punto en el que el aire soplaba fortísimo y de contínuo y encima nos venía de frente. Se empezó a poner la cosa un poco desgradable, porque a veces costaba avanzar y encima al aire arrastaba cristalillos de nieve que cochaban contra nuestras caras. ¡Con los días tan buenos que había estado haciendo toda la semana!
A mí el viento me desmoraliza bastante así que en un momento que paramos a ponernos algo de abrigo pensé en darme la vuelta. Sin embargo hacía tanto viento que era una odisea quitarse
las focas, así que seguí un poco más y al final acabé subiendo hasta arriba.
las focas, así que seguí un poco más y al final acabé subiendo hasta arriba.
Dejamos los esquís en el último collado y nos pusimos los crampones, salvo Neme que subió con los esquís hasta arriba.
Nos hicimos una foto y sin pensárnolos mucho más bajamos.
Como siempre a la hora de la bajada me entran mis dudas, pero al comprobar que la nieve no estaba mala del todo fui cogiendo confianza. Tuvimos que coger algunas laderas para no tener que remar demasiado y en este caso el aire nos ayudaba empujándonos, eso sí, cuando volvía a haber pendiente teníamos que parar porque el aire levantaba la nieve y no se veía mucho y además a veces venía con tanta fuerza que si te pillaba esquiando te empotraba. Por otro lado, debido al viento, se habían formado olas en la nieve y había que intentar esquivarlas o por lo menos no quedarte encajadas en ellas.
Conforme bajábamos en altura el viento disminuía y se volvía todo más agradable. Así, poco a poco fuimos bajando hasta llegar de nuevo al coche. Nos cambiamos, hicimos una rápida visita al bar del camping de Zuriza y vuelta para casa.
Al llegar a casa justo nos encontramos en la puerta con Arkaitz que acaba de regresar de su viaje y ya nos estaba preguntando que si escalábamos al día siguiente. Esa era nuestra intención, aunque estábamos reventados, así que quedamos con él para el día siguiente. Al final David se tuvo que quedar en casa para terminar unas cosas del trabajo y quedé yo sola con Arkaitz para, en principio, ir a Alquézar. Sin embargo se le pegaron las sábanas y no se despertó así que viendo el fantástico día que había salido me acerqué a Arguis, donde estaba Rafa, Yoli, Óscar y Eneko haciendo bloque.
¡A ver que tal es esto del bloque, que nunca lo he probado!
Y ahí pasamos un ratito por la mañana, probando aquí y allá y disfrutando también del solecito y de la compañía. Se estaba la mar de agusto.
No estuvo mal aunque me quedé con un poco de ganas, y sobre todo de hacer alguna vía, pero otro día será.
Conforme bajábamos en altura el viento disminuía y se volvía todo más agradable. Así, poco a poco fuimos bajando hasta llegar de nuevo al coche. Nos cambiamos, hicimos una rápida visita al bar del camping de Zuriza y vuelta para casa.
Al llegar a casa justo nos encontramos en la puerta con Arkaitz que acaba de regresar de su viaje y ya nos estaba preguntando que si escalábamos al día siguiente. Esa era nuestra intención, aunque estábamos reventados, así que quedamos con él para el día siguiente. Al final David se tuvo que quedar en casa para terminar unas cosas del trabajo y quedé yo sola con Arkaitz para, en principio, ir a Alquézar. Sin embargo se le pegaron las sábanas y no se despertó así que viendo el fantástico día que había salido me acerqué a Arguis, donde estaba Rafa, Yoli, Óscar y Eneko haciendo bloque.
¡A ver que tal es esto del bloque, que nunca lo he probado!
Y ahí pasamos un ratito por la mañana, probando aquí y allá y disfrutando también del solecito y de la compañía. Se estaba la mar de agusto.
No estuvo mal aunque me quedé con un poco de ganas, y sobre todo de hacer alguna vía, pero otro día será.