Bueno, tomémonos un café que seguro que en cuanto caliente un poco más el sol la niebla levanta. Pero no amigos, la niebla sigue ahí, y David más motivao que nadie nos saca del calientito bar a regañadientes para ir a escalar a las frías paredes.
Vamos a Peña Castibián, que parece que ahí la niebla está más alta y David en un pis pas ya se está subiendo por la pared, mientras el resto refunfuñamos de frío. Sin embargo acabamos todos escalando la vía, pero jodó que frío y que fría está la roca! la siguiente vía yo ya la subo en tope, pues con tanto frío en los dedos no me apetece nada apretar. Esko prueba una más dura, pero al final acaba desistiendo y ya, todos desganados y chelados, optamos por irnos a tomar un bocadillo a aquel bar tan calentito....
Vamos a Peña Castibián, que parece que ahí la niebla está más alta y David en un pis pas ya se está subiendo por la pared, mientras el resto refunfuñamos de frío. Sin embargo acabamos todos escalando la vía, pero jodó que frío y que fría está la roca! la siguiente vía yo ya la subo en tope, pues con tanto frío en los dedos no me apetece nada apretar. Esko prueba una más dura, pero al final acaba desistiendo y ya, todos desganados y chelados, optamos por irnos a tomar un bocadillo a aquel bar tan calentito....
El domingo nos juntamos Fer, Lombas, Pala, Dani, David y yo para hacer una gran clásica de montaña: el corredor norte del Aspe. Y yo andaba un poco acongojada porque anunciaban la entrada de una ola de frío siberiano, brrrrrrrr.
El caso es que nos pegamos madrugón y llegando a Candanchú... ¡otra vez niebla, no puede ser!
Encima nevusqueaba un poco, pero porque estaban funcionando los cañones de nieve artificial de las pistas.
El caso es que hacía un frío considerable (-7ºC) y había una niebla espesa que no auguraba nada bueno, pero como iba con una serie de motivones decidimos subir hasta Tortiellas para ver como estaba la cosa, que total siguiendo las pistas no nos perderíamos. Desde allí si seguía la niebla nos daríamos la vuelta y sino p'arriba! Y hacía frío pero andando enseguida entrabas en calor.
Y cuál fue nuestra sorpresa que al llegar al collado se acabó la niebla y aparecieron las montañas ¡chicos los huevos con jamón con los que soñabais desayunar tendrán que esperar unas horitas más!