Aprovechando la visita de una amigo, que más que subirse a las paredes lo que le gusta es subirse a las montaña, decidimos tomarnos el fin de semana de pateo.
El sábado subimos al Arriel, un bonito pico piramidal que se deja ver desde la entrada a Sallent. Elegimos la subida por el valle de Soba, su ruta normal, pues hacía una semana había nevado y no sabíamos como estaría la cosa. Ni David ni yo lo habíamos subido, auque yo había hecho dos intentos infructuosos.
Empezamos la subida por el camino que lleva a Respumoso, pasando por algún bosquecillo de hayas, ya con las hojas prácticamente caídas, pero seguía teniendo un color precioso.
El sábado subimos al Arriel, un bonito pico piramidal que se deja ver desde la entrada a Sallent. Elegimos la subida por el valle de Soba, su ruta normal, pues hacía una semana había nevado y no sabíamos como estaría la cosa. Ni David ni yo lo habíamos subido, auque yo había hecho dos intentos infructuosos.
Empezamos la subida por el camino que lleva a Respumoso, pasando por algún bosquecillo de hayas, ya con las hojas prácticamente caídas, pero seguía teniendo un color precioso.
Ya de bajada, despacito despacito hasta el collado y vuelta a bajar por el laaargo valle hasta el coche.

Al día siguiente salió otro día fantástico, realmente bueno para escalar, peeero.... decidimos ir no muy lejos y "alegrarnos la vista" subiendo al Petrechema por Lescun, con idea premeditada de ver de cerca las agujas de Ansabère, que además nos acompañaba Esco que está eufórico por escalar y no las conocía.
Pobre, entre él y David se subían por las paredes (nunca mejor dicho) y andaban haciendo planes como locos.