Quedamos
Abraham, Esko y yo para ir a escalar al Midi. Iba a ser mi primera escalada en esta mole de granito (¡que no Dabucho, que es andesita!!!¿no?) y estaba como un flan! El Midi por fín, qué bonito, qué ganas, pero cómo impone! Teníamos que elegir una vía no muy larga, pues íbamos tres y durante toda la semana se habían estado produciendo tormentas al medio día, así que este día también era probable que se formase una.
Entre varias posibilidades elegimos hacer la Cara E del Dedo.

Salimos del parking cuando comienza a salir el sol y nos pegamos una gran sudada en la subida.


Llegamos a pie de vía y vemos que ya hay una cordada escalando, así que nos preparamos tranquilamente para darles tiempo a que suban más. Y mientras Esko se zampa un buen bocadillo para coger fuerzas observamos como corretea un armiño entre las piedras.

Empieza Esko con el primer largo para ir alternando el resto, así nos tocará un largo de fisura a cada uno, a cual más bonito.

Tras superar una pequeña pradera volvemos a situarnos en la pared. Y tras dos largos más facilotes, claro que todo depende por donde vayas y lo difícil que lo quieras hacer ¿no es así Esko?, volvemos a coger unas bonitas fisuras.

Me vuelve a tocar a mí, uf! Abraham que no me da tregua me manda para arriba sin que me de tiempo a quejarme, así que de repente me veo bajo un bonita fisura que deberé subir en bavaresa. Venga va voy a intentarlo. Coloco un primer seguro y tras unos pocos intentos consigo coger la postura y subirme a la fisura. Ahora sólo consiste en seguir subiendo en esa posición, pero claro yo quiero ir protegiendo por si acaso, aunque la fisura no es muy larga. Así que voy gastando fuerzas pero voy protegiendo y por fín consigo llegar arriba. Cogo aire y yuhuuu lo he conseguido!!!

El día se va nublando y ya en el penúltimo largo empiezan a caer algunas gotas. Esko sube todo lo rápido que puede a la reunión, pero por suerte deja de llover antes de que se haya mojado la roca. Hacemos el último largo oyendo truenos de vez en cuando, pero ya estamos arriba, ya "sólo" queda bajar.

Destrepamos un poco para llegar al primer rápel. Una vez que llegamos aquí empieza a llover de verdad, incluso graniza un rato!
Bajamos hasta el segundo rápel, empezamos a recuperar las cuerdas, llega el nudo, seguimos tirando de la cuerda perooooo....no baja. Tiramos y tiramos y volvemos a tirar, pero no baja, está enganchada ¡mierdaaaaa! Deja de llover y Esko se ata la cuerda que habíamos recuperado y empieza a subir para recuperar la otra, por lo menos era un terreno por el que se podía subir, pero hay que ir con cuidado pues está todo mojado.

Llega a donde se había atascado la cuerda, la desatasca, sube de nuevo al rápel y vuelve a bajar. ¡Uff, menos mal! De aquí otros cinco rápeles más, ahora ya sin más problemas que los típicos enredos que se forman en las cuerdas.

Por fín llegamos al suelo ¡y el cielo se empieza a despejar!
Ahora sí puedo decir ¡qué bonita vía!¡qué bonito el Midi! aunque si lo ves desde abajo asusta. La roca estupenda, el paisaje maravilloso y la compañía genial, aunque por supuesto nos faltaba alguien esta vez: Dabucho, te echamos de menos en este día de escalada!!!!!!

Y al igual que cuando escalé en Ordesa me fui a casa con una gran sonrisa en la boca, pues escalar en estos dos sitios significaba mucho para mí.
Gracias a Esko y Abraham por escalar conmigo esta vía.